Mentirosos compulsivos

Estoy preparándome un cuento nuevo: Madame Zilensky y el Rey de Finlandia, de Carson McCullers.
Si alguien tiene curiosidad, se puede leer aquí.

Comentándolo el viernes pasado con una amiga, ésta me hizo ver que el personaje de Madame Zilensky se parece mucho al mentiroso compulsivo protagonista de otro de los cuentos que me gusta contar: El día de cada día, de Quim Monzó.
(Éste no lo he encontrado por la red, pero en las bibliotecas es fácil, está en el libro Guadalajara).

Y me he dado cuenta de que me gustan mucho los mentirosos.

Ésta es una afirmación peligrosa. No me gustan los que mienten para engañar, a sí mismos o a los demás, para esconderse detrás de su mentira. No, eso no me gusta.

Lo que me conmueve es ese tipo de mentira que se vuelve verdad. Esa que transporta al embaucador y al embaucado a un nuevo mundo en el que abandonarse a gusto.

Me acordé también de otro texto que siempre me encantó (y éste se lo he de dedicar a mi amigo Alfonso), y que es el tercer poema de El Espantapájaros, de Oliverio Girondo.
Para leer éste, aquí está el enlace.

Otra mentirosa compulsiva maravillosa y feliz...

1 comentario:

  1. ¡Te ataco por todos los flancos!
    Pero no lo he podido evitar. La culpa es de Krahe, que ha escrito una canción que me recuerda al Girondo:
    http://www.youtube.com/watch?v=E7auapqSTHA&feature=related
    Y puestos a imaginar, me imagino a Norah Lange haciéndole todos esos reproches al Oliverio (ay, que se me hincha la vena feminista)
    Pues eso. ¡Y que viva la fabulación!!!

    ResponderEliminar