Trabajo, salud, DINERO y amor

Publiqué hace algo más de un mes dos entradas que se titulaban Trabajo y Salud.

Después de escribir sobre salud, vi un episodio de Bob Esponja (me encanta) que me pareció que contaba exactamente lo que yo había querido decir en aquel post. Os invito a que lo veáis haciendo click aquí.

Después pretendía seguir haciendo de horóscopo y continuar con el dinero y con el amor. Bueno, pues en ello estoy.
Sobre amor prometo compartir con vosotros un texto de Carson McCullers que me conmueve profundamente, pero otro día.

Hablemos de dinero.

Es curioso que en los horóscopos, uno de los cuatro campos fundamentales de nuestra vida sea el dinero. Es curioso, digo, porque podría formar parte del espacio dedicado al trabajo, y no es así. El dinero tiene una personalidad apabullante.
El dinero en acto tiene un valor practicamente igual a cero, vale el papel o el metal con que está fabricado y ni siquiera, ya que la mayor parte de él está en bancos y se mueve en formas extrañísimas que yo desconozco, en lugar de permanecer metido en un saco dentro de una caja fuerte, como en los dibujos animados y en las películas antiguas... El dinero aquí y ahora no vale nada.
Sólo tiene valor en potencia, y eso es lo que lo hace tan poderoso.

Si tomamos una cantidad cualquiera, por ejemplo 40€, ese dinero en nuestra cartera no es más que unos pedazos de papel, pero potencialmente pueden ser unos zapatos, una comida en un restaurante bueno, 6 ó 7 comidas en un burguer, la comida de toda una familia durante un mes a base de arroces y mucha imaginación, unos billetes de avión a una capital cercana con una compañía low cost... Y mil cosas más. Una vez que lo gastamos en lo que sea, vamos a poner que hemos comprado un jersey, cuatro pares de calcetines y una bufanda, dejamos de tener en la cartera nuestros ridículos pedazos de papel, y a cambio vamos más calentitos y más guapos. El cambio parece bueno, sin embargo nos pesa, ya que al decidirnos por la ropa, hemos renunciado a todo lo demás.
Por eso nos gusta tener dinero, porque mientras lo tenemos hay infinitas posibilidades a nuestro alcance. Y cuanto más dinero más posibilidades.

El dinero es poderoso no por lo que es sino por lo que puede llegar a ser y, en el momento en que lo cambiamos por un bien de uso, pierde todo su valor (a no ser que lo cambiemos por algo que se vaya a convertir en más dinero, como un Van Gogh o el rizapestañas de Marilyn Monroe). Y eso es fascinante.

Todos lo conocemos, todos lo utilizamos, todos sabemos cómo aumentaría ese valor potencial, ese abanico de alternativas, si tuvieramos más. Por eso ocupa un espacio en nuestras vidas y es uno de los protagonistas de nuestros cuentos (todo lo que nos toca, nos identifica y excita nuestras pasiones, ya sean oscuras o puras, forma parte de nuestras historias).
Cuentos infantiles en los que se castiga al avaro y se premia al pobre humilde y desinteresado dándole ese dinero que nunca tuvo y con el que, aunque el cuento no lo diga, no va a saber qué hacer... Hay miles de ejemplos.

Voy a terminar con el fragmento de un cuento. No habla de dinero, pero habla de eso que hay dentro de nosotros que nos impide disfrutar de lo que existe a nuestro alcance en acto, y anhelar poseer (pero solo en potencia, porque sabemos que si logramos hacerlo realidad no nos satisfará) lo que no está en nuestra mano.

No tengo, pues, ninguna gana de no ser, pero sí una desesperada y prepotente voluntad de ser de otro modo, de ser otro. Y tengo también un desesperado deseo de no ser lo que soy, porque soy de tal manera que quiero lo que no podré tener nunca. Yo quiero no ser yo, porque sé que no podré nunca no ser yo.

"No quiero ser el que soy", Giovanni Papini


1 comentario:

  1. ¡OLE!
    ... Y no puedo dejar de leer entre lineas...
    Y sí, supongo que cada uno ponemos nuestra melancolía en el horizonte de un anhelo distinto.
    Y Papini cada vez me sulibella más y más profundamente.
    Y ya me voy. A seguir buscándome con ansia donde en principio no creo poder enconcontrar un pedazo de mí, para luego desatenderlo si lo encuentro.

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